Se trata de dos modalidades que tienen sus ventajas y sus inconvenientes, y practicar una u otra depende mucho de nuestras circunstancias y objetivos personales. En cualquier caso, son dos formas de correr que no son excluyentes, y podemos alternarlas en busca de los aspectos positivos de una y otra.
Eva María González Esteban, miembro de Saluspot y psicóloga de Psicólogos – Sexólogos Zaragoza EGE, ha analizado los pros y los contras de cada modalidad.
Ventajas del running en solitario
Autosuperación: me supero a mi mismo, gestiono el tiempo de mi entrenamiento, el lugar, la hora, los kilómetros, qué hacer en un momento de cansancio (lo dejo o sigo superándome y aceptando nuevos retos y desafíos).
Confianza en mí mismo y percepción de logro, al marcarme mis propios objetivos. Confío en mi programación, mis metas y en superar las dificultades que aparezcan. Así aumenta la percepción de logro. ¡Puedo hacerlo!.
Aumenta la sensación de control al gestionarme yo mismo e una actividad. Esa sensación de control puede extenderse a otras facetas de la vida. Me proporciona energía y estímulo.
Práctica consciente de lo que hago: centro la atención en mí, en mis sensaciones físicas, mis pensamientos, cómo me siento. Me aporta sensaciones de plenitud, bienestar y de atención consciente a lo que hago. Y terminar el entrenamiento con unos ejercicios de respiración (absolutamente recomendado) mejora la recuperación física y mental.
Tranquilidad y relajación: es mi momento, me evado del estrés cotidiano y me centro en una actividad que me genera sensaciones de confort y relax.